Quiñihual

Episodio legendario sobre la muerte del cacique Quiñihual

Quiñihual era un cacique de las tribus de los “Piedra”,
subalterno de un gran jefe que en Salinas habitaba.
Los “curás”, padres e hijos, extendían su dominio en la llanura
y arrancando sus corridas de malones de unos valles de los Andes,
se adentraban con su furia, sus crueldades y proezas,
hasta cerca del Salado, río grande, en Buenos Aires.
Quiñihual se mantenía en sus dominios, gobernando a sus tribus legendarias,
que vivían entre sierras, cañadones y lagunas, explanadas, pajonales;
y sus huestes lo querían, respetaban y admiraban,
porque a todos enseñaba, corregía, dirigía y preparaba,
con paciencia, con astucia, con firmeza, sabiamente,
cual los indios indomables de los “Piedra” reclamaban.
Quiñihual tenía esposas, no una, varias: indias bellas e hijos tantos
que olvidaba hasta sus nombres; pero todos acudían cada vez que los llamaba;
y jugando, ya a la lucha, al ataque o a la defensa, él así los adiestraba;
pues la lucha con la fiera o con el hombre, era ley de subsistencia en su comarca.
Los inviernos eran crueles, por ser fríos, neblinosos o de lluvias torrenciales;
 los veranos, calurosos, mas los toldos de totoras o de cueros o de pajas,
daban sombra bienhechora a las tribus montaraces.
Primavera y el otoño son edenes en las pampas; dan entonces Flora y Fauna,
mil especies de productos que alimentan y recrean al humano.
Los arroyos cantarines, de aguas claras, proporcionan peces varios,
y los indios se divierten, viven, cazan, orgullosos de su raza, porque Dios así lo manda.
Cierto día llegó un chasque que venía a la carrera, reventando sus caballos,
a avisarle a aquellas tribus, que llegaban a esos pagos, centenares de cristianos,
milicianos bravos, bravos, coroneles con fusiles y soldados bien armados,
a correrlos o apresarlos, dispersarlos o a matarlos;
pues el “huinca” quiere campos, campos y más campos,
aunque sea para nada o a lo sumo para asir en su provecho,
cuatro lonjas, muchos cueros y los bichos que dan carne,
sin mirar que el indio es dueño de esa tierra y sus tesoros,
desde el tiempo que se pierde en los años de los años.
Calfulcurá le previene: Retiráte, no podés hacerles frente,
que son muchos y que vienen bien armados. Adentráte por la pampa
y veníte con los tuyos, con tus flechas y tus bolas, tus caballos y tus lanzas
y tus hombres valerosos, las mujeres y los hijos, a “La Grande”.
Aquí todos, bien unidos, triunfaremos de quien quiera atropellarnos.
Quiñihual medita y habla: parlamenta con los suyos y resuelve al fin quedarse,
y tres días más se pasan, que no comen, que no duermen, esperando precavidos
el ataque de los blancos.

¡Ya se asoman y ya avanzan! Se oye un toque de corneta y ya atacan.
Se pelea con denuedo. Caen y caen por ambas partes entre gritos y alaridos aterrantes,
y la tierra generosa va cubriéndose de sangre.
De los indios sólo pocos van quedando.
Quiñihual en la barranca del arroyo es rodeado.
Hacia él va un sargento, daga en mano,
y le dice: Estás vencido, ¡entregáte!
–No me entrego– le contesta. –Ah, sos guapo– dice el huinca:
Ya verás lo que te pasa. Y hace amago de cruzarlo con su daga.
Quiñihual se ha defendido, se ha esquivado y a empellones y puñadas
al sargento quita el arma y él la empuña y de un planazo tira al suelo al adversario.
Mas veinte hombres lo rodean y repiten: ¡Entrágate!
–No me entrego. Quiñihual grita iracundo: ¡De mi tierra no me sacan!
Y la daga del sargento blandió en alto,
Y volviéndola hacia él mismo, en su pecho se la clava.
Al morir iba diciendo: ¡De mi tierra no me sacan!
Transcurrieron muchos años. El arroyo de aquel pago
lleva el nombre del valiente que murió en sus barrancas,
defendiendo a la tierra de sus padres, de sus hijos, de sus tribus,
... ¡de sus tribus indomables!
Los Carrera, que poblaron la comarca
a la estancia que erigieron, como acto de justicia,
“El Quiñihual” la llamaron;
y las vías de los trenes ese nombre confirmaron
pues con tal nombre designan
a la estación que allí alzaron.

1970
 

5 comentarios:

Pablo dijo...

Muy bueno, gracias por compartirlo.

Javier di Pasquo dijo...

Hola Muy buen relato, me gustó mucho. Donde puedo conseguir información sobre el cacique Quiñuhael, espara un trabajo para la facu.
Gracias

Crisamanecer dijo...

Que bueno poder acceder a otra versión porque Gloria Casa ñas en su novela La maestra de la laguna II en el capítulo. 32 página 206 lo muestra que por salvar su gente queda en la historia como traidor.

Crisamanecer dijo...

Perdón quise escribir Casañas.

Unknown dijo...

Muy buena la historia del cacique q murio defendiendo su tierra y todo lo q ello significa dejando ejemplo y legado